Bunkers, ocultos entre hormigón y hierro.

8 julio 2012

Entre los años 1860 al 1880, se evidenció que la nueva artillería rayada y de retrocarga podía pulverizar todo tipo de construcciones defensivas. Era inutil la construcción de fuertes y murallas, y muchas ciudades comenzaron a demolerlas.
A finales del siglo XIX, por contra, se descubren nuevos materiales constructivos: varillas de hierro y acero, hierro de fundición y, sobre todo, el cemento. Que se revela como un nuevo material fortificador resistente a los impactos de las nuevas armas.
Los alemanes se apresuraron a defender sus nueva fronteras de 1871 en Alsacia y Lorena con fantásticas fortificaciones semi subterráneas a base de fuertes construidos con cemento además de torres móviles de acero. También en complejos como las fortificaciones de Estrasburgo o el fuerte del Kaiser Festen de Mutzig. Los franceses, a su vez, impulsaron fuertes: el de Douaumont, el de Vaux, y los variados del cinturón de Verdún. Lo que no se esperaban es que la 1ª Guerra Mundial se decidiera en las humildes trincheras. Aun así el uso del hormigón continuaría con la costrucción de la Línea Maginot, el Muro del Atlántico o la Línea Sigfrido. Los generales pensaban en una guerra en la cual las nuevas fortalezas de hormigón marcarían los puntos geoestratégicos de referencia.
Además había nuevas armas, como las ametralladoras y cañones más potentes que iban a replantear el arte militar.

En los primeros meses de la 1ª Guerra Mundial (1914-1918) se produjo una gigantesca carnicería provocada por las armas automáticas y por el colapso de las tácticas de ataque de tradición napoleónica. En 1914 la infantería francesa con sus uniformes rojo y azul cargaba contra las ametralladoras Maxim y murieron a centenares de miles. En 1915 la guerra se estancó por lo que se establecieron líneas de trincheras enfrentadas donde la ametralladora era el nuevo dios. Los ejércitos tuvieron que enterrarse, para sobrevivir, en humildes trincheras cavadas en la tierra, reforzadas por ametralladoras y alambradas de espino. Así en Julio del 1916 unos veinte mil soldados británicos murieron acribillados por las ametralladoras alemanas, y casi cuarenta mil quedaron heridos. Un record escalofriante. La matanza continuó en Verdún, en Flandes, en Picardía,

El 21 de Febrero de 1916, a las siete y cuarto de la mañana, el general Passaga escribió en su diario: «Percibo, en el suelo de mi refugio, un ruido que parece un redoble de tambor puntuado por numerosos golpes sordos, como los de un bombo». Su refugio estaba situado próximo al Lago Negro, en los Vosgos, a 160 kilómetros al este de Verdún.

Las barreras de artillería podían destruir la primera línea de trincheras enemigas, pero cuando los atacantes iniciaban el ataque a la segunda sin apoyo artillero, se veían incapaces de avanzar más y quedaban a merced del contraataque enemigo.

Little Willie

Por lo que ya en 1915 el Major general británico Sir Ernest Swinton imaginó un vehículo blindado capaz de desafiar las ráfagas de ametralladora y las alambradas y así dar apoyo a la infantería atacante más allá de la primera línea de trincheras enemigas.
El proyecto se desarrolló en secreto, y lo que los trabajadores pensaban que estaban realizando era transportes de agua, «tanques», para Mesopotamia. La denominación de «tanques» permanece en la actualidad, para referirse a los carros blindados.

 

Luego en plena 2ªGuerra Mundial la Línea Maginot demostró su inutilidad ya que los alemanes rompieron el frente occidental por la frontera belga. Lo que demuestra que la inversión resultaba inútil si la guerra no se daba en ese lugar, ademas el sistema quedaba anticuado en poco tiempo.

Los bunkers de la línea Maginot son, en la actualidad, espectaculares museos que atraen a miles de personas aficionadas a visitar los lugares intactos de la historia.

Los británicos y franceses tenían tanques pero los utilizaron de manera conservadora y dispersa para apoyar a la infantería.

 

En cambio, los alemanes potenciaron la fuerza móvil y en ella invirtieron todos sus esfuerzos en el inicio de la guerra. Desarrollaron las primeras divisiones blindadas con cientos de tanques. Y junto a la técnica blitzkrieg integrada por grandes masa de tanques, artillería y aviación se abrió paso a una nueva forma de entender la guerra en la que los soldados de infantería alemana llegaban para apresar a los rendidos y apresar las bolsas de divisiones rodeadas, haciendo finalmente una labor de afianzamiento del territorio conquistado protegiendo las lineas de suministro.
A lo largo de la 2ªGuerra Mundial las líneas fortificadas fijas a base de reductos y bunkers de hormigón proliferaron, pero en ningún caso protagonizaron resultados demasiados exitosos.
Líneas de defensa como la Mareth (Túnez), y la Sigfrido en la frontera franco-alemana consiguieron aguantar los ataques enemigos durante algún tiempo. En cambio otras fortificaciones resultaron inútiles como el fuerte belga de Eben Emael, las fortificaciones de Singapur y la isla de Corregidor. En cambio el protagonismo de las fortificaciones se lo volvió a llevar las trincheras, nidos de ametralladora, posiciones artilleras en zanjas, campos minados y alambradas. Como asi se demuestra en: Bir Hakeim, el Alamein, Kursk, Tarawa, Iwo Jima, o incluso en ciudades enteras desechas en ruinas y convertidas en insospechadas fortificaciones muy difíciles de conquistar, como en Leningrado, Stalingrado y Monte Casino.

Bunkers en la costa de Normandía

A partir de 1943 el deterioro de los avances alemanes obligó a desarrollar el Muro del Atlántico de cara a defenderse de los desembarcos aliados occidentales por el norte de Francia. Esta misión fue estudiada y desarrollada personalmente por Erwin Rommel.
Estas defensas fueron bastante perjudicadas por el constante bombardeo naval y aéreo de las fuerzas aliadas días ántes del desembarco, pero donde en realidad tuvieron problemas de avance fue en el interior como en el casco urbano de Caén a pocos kilómetros de las playas.
En cambio donde sí triunfaron las fortificaciones fue en la formación de refugios y almacenes.

 

Esto se puede comprobar en los diversos tipos de refugios antiaéreos que desde un principo se planificaron, como en los años 1937-39 en la ciudad de Barcelona durante la guerra civil española donde se construyeron centenares de refugios bajo tierra protegiendo a la población de manera colectiva. O como en Londres donde se optó por una construcción de pequeños refugios en los patios y jardines de las casas. O en Berlín donde los refugios se alternaban con grandes búnkeres de varios pisos de altura como el de la Cancilleria del Reich donde Hitler pasó sus ultimas horas. Los grosores de los muros y techos exteriores de estas construcciones solían ser de unos 2,50 a 3,00m.

Y también se aplico el hormigón armado a la defensa de almacenes o fábricas estratégicas con resultados satisfactorios como se pudo comprobar en la base de submarinos alemanes construída en La Pallice (Francia) aguantando todos los bombardeos lanzados por la aviación aliada.

Base de La Pallice (Francia)

 

El NORAD

La tradición de los refugios ha persistido incluso se ha reavivado con la creación de refugios antiatómicos de carácter civil o militar durante la reciente Guerra Fría, y posteriormente a escala gigantesca como El Norad (North American Aerospace Defense Command), realizado en el interior de Cheyene Mountain; desde hace unos años en vías de desmantelación.
Más recientemente se siguen desarrollando refugios o bunkers de protección a nivel particular para resguardarse de los desastres naturales ocasionados por los tornados en EEUU.

<<¿Seguirá siendo el hormigón armado la mejor protección del futuró o pediremos un billete para el próximo cohete espacial? Está claro que con la masificación no habrá sitio para todos, por lo que no hay que preocuparse ante un problema sin solución. Mejor no saberlo; y sigamos en nuestro bunker pintando miniaturas.>>

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