La Sábana Santa – Tesoros Templarios

26 febrero 2012

«Se encontró con el discípulo y preguntó por el cuerpo de Jesús, luego el discípulo ordenó que se lo diesen. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro nuevo». (Mateo 27,58)


La Sábana Santa se le llama al sudario de lino que envolvió a Jesús en el sepulcro y cuya imagen corporal quedó en él milagrosamente impresa.

La Sábana Santa más importante y conocida es la que se guarda en la catedral de Turín. Una tela de medidas 436cm × 113 cm en la que se ve la imagen de un hombre con heridas semejantes a las descritas en la Pasión de Cristo.

Los Evangelios documentan que Jose de Arimatea, el tío de la Virgen Maria y Padrino de Jesús, se ofrecio no sólo a la tutela de Jesús tras la muerte de su padre José, sino que dispuso  varias propiedades donde se celebrarían gran parte de las últimas horas de Jesús en la Tierra. Era propiedad suya el lugar donde se celebró la Última Cena, y suyo era el Sepulcro incólume donde se dió sepultura al cuerpo de Jesús tras su muerte. Seguidor encubierto de Jesús, miembro del Sanedrín, y poderoso por sus riquezas; no pudo evitar la muerte de Jesús, su ahijado. Por lo que conservó tras su muerte gran parte de las reliquias que luego tomaron tanta relevancia en la Historia posterior. Guardó en su poder la Cruz, la Lanza, los Clavos, la Corona de espinas, a Santa Esponja y el Sudario de su Pasión.

Desde la muerte de Jesús y conservación del sudario por José de Arimatea nada se sabe del destino de la Sábana Santa.

No es hasta el siglo II, cuando reaparece el rastro de la Sábana Santa; la encontramos en Edesa. Allí el rey Abgar V recibiría este lienzo a primeros del siglo II. El dato es que el rey Algar recibe un retrato de Cristo «no hecho por mano humana» se conoce principalmente por dos fuentes muy tempranas: la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea y el evangelio apócrifo denominado Doctrina de Tadeo. El lienzo permanece en un lugar desconocido de Edesa hasta su redescubrimiento en el año 525. Este año una enorme riada asola la ciudad y pone al descubierto un nicho en el que se encontraba el sudario. En Edesa el sudario se expone de modo que sólo se pude ver el rostro de Jesús.

El año 544 la fama de la Sábana Santa llega a lo más alto. Los persas sitian la ciudad de Edesa. Entonces los sitiados sacan en procesión la imagen del sudario y logran que los persas se retiren.

El año 639 Edesa es tomada por los árabes, pero éstos no impiden que los cristianos de la ciudad puedan continuar con su culto a la Sábana.

El año 944 el emperador de Bizancio consigue comprarla y llevársela a Constantinopla.

El año 1204 la Cuarta Cruzada saquea Constantinopla, y cientos de reliquias desaparecen de la corte y las iglesias bizantinas para ir reapareciendo luego en Occidente. Entre ellas, la Sábana Santa que, según la tradición bizantina, había envuelto el cuerpo de Cristo en el sepulcro.

El Papa Inocencio III castigó con la excomunión a todos los cruzados que participaron en el ignominioso saqueo de Constantinopla y el Cuarto Concilio Lateranense en 1215 decretó la misma pena a quienes traficasen con reliquias.

Los templarios custodian durante un siglo la Sábana Santa para que ésta no cayera en manos de los cátaros. El sudario es para los cristianos la prueba palpable, con las huellas visibles de la sangre del Hombre-Dios, de que Jesús sufrió la Pasión como la describe el Nuevo testamento. Este signo
palpable de Dios en la tierra se utiliza por los templarios contra la ideología de cátaros y docetistas que niegan la pasión, muerte y resurreción de Jesús.

Los caballeros besan los pies de la imagen de Cristo, además frotan las correas de sus hábitos con la tela, convirtiéndolas así en «reliquias por contacto», protecciones contra el mal físico y espiritual. Es algo muy común en la Edad Media: muchas reliquias de la Santa Cruz, por ejemplo, son en realidad maderas frotadas con el leño de Jerusalén encontrado por Santa Elena en el siglo IV: al frotar devotamente la reliquia, su sacralidad se «contagia» al nuevo objeto.
Se sugiere en su momento que la tela debe guardarse en una protección de madera, mostrando solo el rostro barbado, y así surge la acusación de que los templarios adoran un ídolo barbudo al que besan.

En 1353 la Sábana Santa se situa en una iglesia francesa, en Lirey, expuesta a la veneración de los fieles por donación de una familia descendiente del templario Geoffroy de Charney.

En 1453 el nuevo propietario, Luis de Saboya, la guarda en su capital Chambéry, en la recién construida Capilla Santa, que el papa Pablo II erige a continuación a mayor honra de una iglesia colegial. El papa Julio II consciente de la veneración pública del Sudario, establece el 4 de mayo de 1506 el «Ineuco Crucis». Chambéry sufre un grave incendio en 1532 que afectará a la Sábana Santa de forma leve, debido a la rápida intervención de sus protectores.

En 1578 el sudario llega a su actual residencia en Turín, donde se quedará definitivamente.

Catedral de Turin

La Sábana siempre ha sido motivo de enfrentamiento entre los que aseguran su veracidad y los que dudan de su originalidad junto al cuerpo de Cristo. La ciencia tenía que hablar y poner un poco de paz, por ello y después de diversos estudios científicos realizados a unos fragmentos de la sábana, se obtiene una serie de resultados que traumatizan a los que creen sin dudas en la autenticidad de la sábana. El avance en las técnicas del carbono 14 y según 3 laboratorios situados en Oxford, Arizona y Zurich, se concluye que la sábana data de una época posterior a la muerte de Cristo, situándola entre los años 160 d.C. y 1390. Este hecho fue confirmado por el cardenal de Turín, Anastasio Ballestero en rueda de prensa pública el 13 de Octubre de 1988. Pero no quedó así tranquila la ciencia. Varios investigadores pusieron en duda el trozo de muestra extraído para la datación con carbono 14. Y efectivamente se llegó a la conclusión que la sábana había sido reparada en la zona extraída con hilo de algodón entremezclado con lino en una época posterior a la muerte de Jesús. El algodón es un tejido medieval no de la época romana. Esta noticia salió a la luz en el 2008.

 

En nuestros días sólo queda que la Iglesia de su permiso para ofrecer una segunda prueba al mundo con una muestra no contaminada. La sábana sea o no auténtica continua siendo objeto de culto por miles de fieles que acuden a Turín para contemplarla y venerarla.

Como curiosidad destacar que es particularmente sorprendente la semejanza entre el Pantrocrator del Monasterio de Santa Catalina en Sinaí (Egipto) y el rostro de la Sábana Santa. Lo podemos apreciar en estas imágenes. En la imagen del centro se aprecia la plena compatibilidad entre los dos rostros.

Esta imagen se ha obtenido colocando una transparencia del alto contraste sobre el icono de Cristo Pantocrator.

 

Si en nuestros dias pudieramos contemplar la cara que envolvió la Sábana Santa, tendriamos esta imagen. Un rostro de cabello y barbas largos, en una cara deformada por las laceraciones y hematomas resultado de una brutal paliza.

<<Sea o no cierta la originalidad de la Sábana santa de Turín, eso no hará cambiar la tradición y el deseo de creer de millones de fieles que acudirán en un fluir constante de almas templarias deseosas de alcanzar sus metas de fé.>>

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