El fracaso de Wellington: BURGOS. (1812)

9 septiembre 2012

Guerra de Independencia Española (1808-1814).
Situémonos a mediados de 1812, momento decisivo para el destino de los españoles. Los aliados anglo-hispano-portugueses pudieron arrebatar la iniciativa a las tropas invasoras de Napoleón y lanzaron una gran ofensiva que derrotó a los franceses en la Batalla de los Arapiles, obligando a José Bonaparte a huir temporalmente de Madrid. Los franceses abandonaron definitivamente Andalucía. Wellington llegó hasta Burgos pero se atascó asediando el castillo y las fuerzas napoleónicas reagrupadas pudieron contraatacar y empujarle de nuevo hasta Portugal. Mientras tanto, la campaña de Rusia absorbía el grueso de los recursos franceses. Por lo tanto, se tuvo que esperar al año siguiente, el 1813, para que el ejército francés perdiera fuerza y se fuera retirando definitivamente del territorio español.

19 Enero 1812: Wellington reconquista Ciudad Rodrigo.
06 Abril 1812: Wellington reconquista Badajoz.
22 Julio 1812: Wellington vence en la Batalla de Arapiles (o de Salamanca).
19 Septiembre 1812: Wellington comienza el Sitio del Castillo de Burgos.
22 Octubre 1812: Fin del Sitio del Castillo de Burgos (triunfo francés).

El 1 de Septiembre de 1812 el Marqués de Wellington salió de Madrid con siete divisiones del ejército aliado para enfrentarse al ejército francés de Portugal al mando ahora del general Claussel, tras la destitución de Marmont. Los franceses partieron de Burgos a Valladolid; Wellington fue a su encuentro tras dejar tres divisiones en el Tajo como reserva para contrarestar los posibles movimientos de los ejércitos franceses del Centro y de Levante; Ante el avance británico Claussel abandonó la capital vallisoletana el 7 de septiembre, retirándose a Burgos.
Al ejército angloportugués se le sumó el español de Galicia, unos 13.350 españoles al mando del general Castaños.

Los franceses llegaron a Burgos el 17 de Septiembre y el 18 se replegaron al norte (Briviesca), evacuando todos los enseres franceses dejando en el castillo de Burgos una guarnición al mando del general Dubreton, gobernador de la plaza. La guarnición estaba formada por 2.000 soldados: 3 batallos de infantería de línea, destacamento de la Guardia de París, compañia y media de artillería a pie y otra de peones ó zapadores.
El castillo se alza sobre una elevación a una altura de 60 respecto a las casas. Los franceses desde 1808, y por orden expresa de Napoleón, reforzaron el castillo ya que su estado era originalmente ruinoso, dandole una fortaleza considerable.

Castillo de Burgos en su estado ideal, siglo XVI.

A su vez, ocuparon la meseta de San Miguel (a 250m del castillo), una edificación complementaria llamada hornabeque, suplementada con 3 ligeras flechas o redientes, edificación que quedó inacabada en estas fechas.

La artillería francesa estaba compuesta por 8 piezas de artillería pesada (12 a 16 pulgadas) en el Castillo y 1 pieza pesada en el hornabeque: además de 4 piezas (4 a 6 pulgadas) en el castillo y 7 piezas de las mismas en el hornabeque. Más 6 piezas (obuses o morteros) en el castillo.

 

Los franceses por tanto tenían varios puntos débiles a tener en cuenta:

  1. El estado incompleto del hornabeque, lo que podría facilitar al enemigo su captura y desde allí amenzar en terreno ventajoso al castillo.
  2. La infantería vivía literalmente al raso ya que las unicas edificaciones con techado protector sólo albergaban a 50 hombres. Esto hacía a los hombres vulnerables a las bombas y a la constante lluvia que cayó durante el asedio. Si Wellington hubiera dispuesto varios morteros bombardeando la plaza la rendición francesa hubiera sido más que probable.
  3. El castillo era visible para la artillería británica tanto su muro exterior como las fortificaciones interiores, con lo que un buen tren de asedio abriría grandes brechas.
  4. Defectuosa estructura de defensa, con numerosos muros medievales no preparados para soportar los proyectiles modernos.
  5. Escasez de aprovisionamiento (alimentos y municiones) de los sitiados.
  6. El asedio pronto llegaría, por ello Dubretón ordenó demoler las casas vecinas situadas en la cercanía de la elevación para evitar que el enemigo las utilizara como posiciones ventajosas.
Wellington

Los aliados, llegaron a la capital el mismo día 18, saqueando y cometiendo desmanes contra la población, cosa que era ya habitual tras conocer las reacciones de estas tropas en anteriores sucesos como la toma de Ciudad Rodrigo y Badajoz donde actuaron aún de peores maneras. Fue el General Alava, encargado por Wellington, quien entró en la ciudad a reestablecer la disciplina de estas tropas británicas, asegurando en la ciudad una guardia constante con tropas españolas.
Restablecido el orden se puso sitio a la plaza del castillo con dos divisiones de infantería y 8 piezas de artillería (3 cañones de 18 y 5 obuses de 24), mientras las demás tropas se acantonaban en Monasterio.

Wellington subestimó la resistencia de un pequeño castillo, y ahí comenzó su cadena de errores.

En los primeros momentos solicita a Madrid más cañones de 18 libras para reforzar la batería de sitio; pero al conocer que se podía retrasar el envío unos días debido a las dificultades de arrastrar cañones tan pesados, se dio la contraorden y las piezas volvieron a Madrid. Confiaba mucho en sus posibilidades y su suerte, indudables tras las victorias de Ciudad Rodrigo, Badajoz y Arapiles. Pero se daría cuenta tarde de su error, en el asedio de Burgos echó de menos pieza pesadas de artillería.
Por otro lado el ejército de Wellinton que asediaba el castillo carecía de un grupo formado de zapadores y minadores profesionales, improvisando una solución con voluntarios de tropa.

Por lo tanto decide no esperar la llegada del resto de su tren de artillería y ordena el inicio del asalto…

 

ASALTO AL HORNABEQUE DE SAN MIGUEL

El asalto de infantería sobre el hornabeque de San Miguel se realizó la noche del 19 al 20 de septiembre.

Dos compañías ligeras de la 1ªDiv británica avanzaron y se apoderaron de los redientes junto al hornabeque. Los franceses contratacaron con el 130º pero fracasaron en su intento de desalojarlos. A continuación la brigada Pack portuguesa y los escoceses del 1er Bat 42º y 2 compañías de la Brig Stirling 1ªDiv, avanzaron bajo la luna llena y un nutrido fuego de los sitiados. Las compañías portuguesas llegaron al foso y fracasaron al intentar superarlo ya que los medios de escala eran cortos, por lo que se retiraron con severas bajas. Las 2 compañías ligeras se abrieron paso atravesando la zona de empalizadas cogiendo a la masa de la guarnición por la retaguardia. El batallón frances al verse acorralado consiguió abrirse paso bayoneta en mano, para correr y refugiarse en el interior del castillo. Los ingleses habían conquistado el hornabeque y las 7 piezas de artillería que la defendían, a cambio de 421 muertos o heridos (204 del 1er Bat 42º, 113 portugueses y 104 el resto). Los franceses sólo perdieron 137 hombres, los demás consiguieron ponerse a salvo tras los muros del castillo.

1er ASALTO AL CASTILLO

Durante todo el día 20, la artillería francesa cañoneó el hornabeque de San Miguel impidiendo cualquier obra de mejora británica frente al castillo. Por ello la noche del 22 al 23, la batería inglesa nº1 se erigió en una zona resguarda de San Miguel, armada con 2 cañones de 18, y 3 obuses. Wellington contraviniendo el procedimiento habitual de asedio no les dió uso ya que prefirió realizar un asalto directo de infantería directo sin el desgaste artillero previo, debido al éxito obtenido en la conquista de San Miguel. El asalto se dirigiría sobre una zona del muro desenfilada por la artillería francesa que apenas superaba los 7,5m de altura, cercana al suburbio de San Pedro. 400 voluntarios de la 1ºDiv se lanzaron al ataque portando 5 escalas largas. Previamente 150 portugueses del 9ºBat 6ªDiv salieron de entre las ruinas de unas casas algo apartadas de la acción para llamar la atención de la guardia del castillo, éstos siendo descubiertos fueron tiroteados y rechazados con facilidad. 4 escalas se levantaron abriendo paso a la embestida inglesa pero el 2ºBat 34º francés cumplió su misión defensiva y mató a bayonetazos a los que se atrevían a pisar la elevación del muro, la ofensiva bermellona fracasó perdiendo a su lider de asalto, el Mayor Laurie, además de 158 hombres más 29 bajas portuguesas. Los franceses apenas tuvieron 9 muertos y 13 heridos. El ánimo de los sitiadores empezaba a decaer.

 

2º ASALTO AL CASTILLO

Wellington creyó conveniente encauzar su estrategia a la manera tradicional, es decir, batiendo los muros con la artillería y excavando minas. El día 23 se inició una zapa desde el suburbio de San pedro hacia el primer muro del castillo bajo el fuego de tiradores expertos ingleses. Dubreton prevee el resultado de esta mina ofensiva y desplaza las piezas de artillería amenazadas a zona protegida tras el segundo muro. Además sitúa granadas sobre el muro para ser arrojadas sobre el foso y obstaculizar el paso a la segunda defensa con empalizadas, barriles y cajas llenas de arena. Por otro lado en el cerro de San Miguel se crea la batería nº2 para 6 piezas de 18 y se exacavan trincheras para fusilería, trabajos que costaron bastante vidas. La batería nº2 no disparó ni un solo tiro. Por contra, la cercana batería nº1 no dejó de disparar con sus 5 obuses durante los días 25 al 29, pero sus disparos fueron imprecisos y apenas hicieron mella malgastando mucha munición. La mina por su lado continuaba el avance al muro y el día 29 alcanzó los cimientos. A la 1:30 de la madrugada se hicieron estallar en su interior nada menos que 12 barriles de pólvora, destruyendo parte del muro pero no el talud que lo reforzaba por su lado posterior. La columna de la 1ªDiv avanzó con 300 hombres pero sólo 5 consiguieron subir a la brecha, siendo rechazados a bayonetazos, era una nueva retirada británica contemplada por el catalejo de Wellington. Allí quedaban 29 muertos o heridos y sobre todo la moral de gran parte de la tropa, arrastrada en barro. El orgullo herido de Wellington hizo que no admitiera el fracaso y olvidó sus intenciones de volver a Madrid en breve. Tras 12 días de asedio perseveraría aun en este reto que adquiría ya un carácter personal.

 

3er ASALTO AL CASTILLO

La misma noche del 30 de Septiembre Wellington se empeñó en crear una segunda mina no muy lejana a la ya fallida. A su vez se inicio la construcción de la batería nº3 armada con 3 cañones de 18 a menos de 60 metros de la muralla. Al amanecer del 1 de Octubre la batería fue avistada por el castillo que abrió un duro fuego de artillería poniéndola fuera de combate, con 2 de sus cañones desmontados. Aun así, esa misma noche se empezó la construcción de una 4ª batería por detrás de la anterior y en una posición casi desenfilada de la artillería francesa, donde se situaron los dos cañones desmantelados procedentes de la batería nº3. Al amanecer se repitió la certera puntería francesa y la batería tuvo que ser abandonada por los artilleros británicos. Lo que quedó de ambas baterías maltrechas fue llevado a la nº1 el 4 de Octubre; momento en que se terminó la mina iniciada hacía 4 días. Incluso unos pocos cañones de campaña fueros repartidos en torno al asedio del castillo para amedrentar a los franceses, parecía cercano el final de los sitiados. La batería nº1 ensancho a 18m la brecha iniciada por la primera mina. La segunda mina explosionó abriendo una considerable brecha de 30m, provocando numerosos muertos de los sorprendidos franceses. Con lo que se inició un nuevo asalto bayoneta en mano. El batallón completo del 24º asaltaron el recinto exterior haciendo refugiarse a los defensores tras el recinto medio. Con un resultado de 37 muertos y 196 heridos del lado asaltante y de 27 muertos y 42 heridos del lado francés. Pasada la primera barrera los británicos se asentaron en las dos brechas realizadas y comenzaron una zapa hacia el segundo recinto, bajo un molesto fuego que causo cuantiosas bajas. Los franceses se les resistían.

 

CONTRAATAQUE

En la tarde del 5 de Octubre, Dubretón ordena la salida de la compañía del 34º voltigeurs, otra del 130º y un destacamento de zapadores, aunando un total de 200 hombres lanzados violentamente contra los desprevenidos ocupantes de las brechas. 142 muertos británicos frente a los 17 del bando francés. Otro nuevo fracaso de Wellington por su falta de previsión defensiva. Los franceses lo aprovecharon para hacerse con gran número de herramientas y rellenaron las trincheras iniciadas por los sitiadores retirándose finalmente a sus posicion original tras el segundo muro. En los días 6 y 7 los británicos rehicieron la zapa pero, sin grandes resultados. En cambio la batería nº2 tuvo éxito abriendo una brecha en el ángulo entrante (entre el 7 y el 16), tras lo que respondió la batería francesa acallando a la nº2 dejando tullidos a dos cañones. El 8 de octubre Dubretón ordenó una nueva salida de la guarnición con 400 unidades (3 compañias de granaderos, 2 secc de voltigeurs y un destacamento de zapadores), en el mismo lugar que la anterior vez, a las 3:00 de la madrugada. Arrollaron mayormente a la Legión Real Alemana y en menor medida a la brigada portuguesa Pack. Causando un total de 184 bajas frente a los 11 muertos franceses. Además repitiendo el proceso de tapado de zapa y apropiamiento de unos nuevos juegos de herramientas. Del dia 7 al 11 las lluvias fueron torrenciales y todos se quedaron estáticos en sus puestos. Se intentó utilizar balas rojas para incendiar la iglesia de Santa María en el interior del castillo pero fue inútil. El día 11 los británicos acabaron la zapa en el rediente 22 e inciaron una nueva en dirección al saliente 12. Pasaron los días y cualquier idea nueva bastaba para intentar ponerla en práctica. El 17 de Octubre se decidió amenazar a los sitiados por otro ángulo, minando la iglesia de San Román con 2 barriles de pólvora listos para ser exploxionados. Eran los preparativos para la escena final.

 

4ºGRAN ASALTO AL CASTILLO

Al amancer del día 18 de octubre los cañones de la batería nº2 abrierón aun más la brecha norte del muro exterior, es lo único a destacar esa mañana. Hasta que se hizo las 16:30 de la tarde y se hizo explosionar la mina situada en la iglesia de San Román dando la señal de asalto para el plan ideado por Wellington. Tras la terrible explosión que voló parte del edificio, se inició la evacuación parcial del 34º francés hacia el interior del castillo. Su puesto en la Iglesia fue reemplazado por el 9º de «cazadores» junto al regimiento español del 1º Reg de Asturias, seguidos por una brigada de la 6ª Div. Los franceses tenían preparada una trampa por si perdían la posesión de la iglesia y activaron unos hornillos situados bajos los pilares, provocando unas explosiones que derrumbaron todo lo que quedaba en pie enterrando a 200 soldados españoles y portugueses, por sólo 11 en el lado francés.
A su vez en la zona asediada con dos brechas, los Guardias de la 1ª Div inglesa iniciaron un asalto con escalas desde las trincheras al segundo muro interior (12,13,14), atravesando varias empalizadas que dificultaban el paso. Muchos llegaron arriba e incluso se extendieron por el parapeto rechazando a los defensores pero tras diez minutos sobre el patio una embestida de la reserva francesa, bayoneta en mano, los puso en desorden y retirada a su base de partida. 85 hombres cayeron de los 300 que se lanzaron.
En el mismo momento, el destacamento de la brigada alemana K.G.L. (200 hombres) salío de las trincheras cercanas al castillo bajo la orden de asalto, en dirección al baluarte 7, 15 y 16. Rechazaron a los granaderos franceses, penetrando por la brecha en rincón tomando contacto tras el muro con los Guardias de la 1ªDiv inglesa que habían atravesado el muro por el otro lado. Intentaron atravesar en su impulso la muralla 1-2 de la tercera línea a la que sólo llegaron 3 hombres, ya que la mayoría quedo acorralado en el estrecho espacio entre los muros de esta zona. Los voltigeurs del 34º lo aprovecharon para hacer caer una lluvia de proyectiles sobre la masa apelotonada de soldados para finalmente hacerlos huir a base de bayonetazos y «Vives l’Empereur«. Igual que en el asalto segundo se perdieron 82 hombres de 300 empleados.

El desastre se confirmó al caer la noche y pasar lista al personal en las compañías británicas.
Es indudable que los hombres que intervinieron en el asalto lo habían hecho con mucho arrojo y sobrado honor, pero debido a un empezinamiento de Wellington y a una táctica lamentable de los mandos, los resultados fueron cuanto menos frustrantes. Con lo que el día 19 se empezó la evacuación de varias unidadades británicas al frente. Los franceses habían conseguido resistir, haciendo de su precaria situación una victoria y una humillación para el afamado Wellington.

 

EL SITIO AL CASTILLO SE LEVANTA
El día 21 Wellington dio la orden definitiva de retirada. Se evacuaron todas las baterías aprovechables y se intentó volar sin éxito el hornabeque de San Miguel. Al despuntar el día 22 una patrulla de reconocimiento de Dubretón cercioró el abandono de las posiciones enemigas. Ese mismo día entraron en Burgos las tropas primeras del ejército de francés de Portugal, liberando a la guarnición del castillo.

 

CONCLUSIONES

35 días de asedio contínuo al castillo de Burgos. Dubretón vence defendiendo su posición, Wellington se retira ante la amenza del ejército francés proveniente del norte. 16 oficiales y 607 soldados franceses muertos. Mientras que los aliados sufren las bajas de 24 oficiales y 485 soldados muertos más 68 oficiales y 1445 soldados heridos de diversa gravedad, además de 42 desaparecidos. Bajas sufridas mayoritariamente entre las líneas de la 1ª Div y la brigada portuguesa Pack.

CLAVES

  • Excesivas vacilaciones inglesas en el traslado de la artillería de una batería a otra.
  • La cantidad de hombres arriesgada fue en extremo insignificante para la tarea que les fue encomendada.
  • Los trabajos de trinchera denostaron claras muestras de apatía y dejadez.
  • Las columnas de ataque se obtuvieron de destacamentos de diferentes cuerpos reunidos bajo el mando de oficiales que no les eran conocidos.
  • Las dudas de Wellington expresadas desde un principio sumado a una escalada de repetidos fracasos.
  • Tropas portuguesas que dejaron mucho que desear en este caso.
  • Dubretón mantuvo siempre alta la moral de sus hombres, además de conducir buenas salidas en momentos decisivos.
Granadero frances apostado entre las murallas, con el abrigo empapado.
Tambor en retirada frente a la destrucción de un cañón y toda su dotación.

Comentarios en "El fracaso de Wellington: BURGOS. (1812)"

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  1. Arsenio García Fuertes noviembre 3, 2012 a las 13:43

    Os felicito por este gran trabajo de invesitigación y divulgación que mostráis aquí. Los planos son magníficos.

    Muchas gracias por vuestro trabajo y mi más cordial enhorabuena.

    Soy historiador del tema y hablo con algo de conocimiento

  2. angel Salvador Mata Marin enero 17, 2013 a las 14:37

    el dia 22 octubre abandonado el sitio al castillo, se van dirección Valladolid – Portugal las tropas aliadas, llegan por la mañana a la localidad de Celada del Camino, allí parece ser que retaguardia de las tropas aliadas tienen un encontronazo con tropas francesas que les seguían, ¿ que ocurrió realmente ? ¿ hubo fallecidos y algún oficial importante ? soy del pueblo y siempre e oído que hubo una pequeña acción de Guerra, e incluso también participo guerrilleros. ¿Se sabe algo, mi casa en el pueblo, en ese tiempo era un fortín ocupado por los franceses.
    – me gustaría saber que ocurrió.- si alguien me puede ayudar, se lo agradecería. G R A C I A S
    mi correo

  3. Óscar julio 17, 2013 a las 23:17

    Felicidades por su magnifico trabajo, pero creo que en el mapa de España donde se explica las tácticas de la guerra de independencia hay un error. Soy gaditano e investigador del siglo XVIII y tengo entendido que los franceses nunca pudieron sitiar la plaza de Cádiz ya que esta era inexpugnable.

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