El imperio español frente al azteca

11 marzo 2012

1492 es la fecha que marca el final del yugo musulmán en la la península ibérica. Los hombres de armas españoles tras sufrir una humillante invasión y un sometimiento a la fuerza árabe durante siglos y siglos (recordemos que la invasión se inició en el 711 hasta el 1492), ha provocado que generaciones y generaciones convivan con la guerra durante casi 800 años!!!.
Entonces se puede entender mejor como pensaba la gente de entonces. La muerte era algo habitual, fácil de encontrar en territorio convulso azotado por los envites musulmanes. La mejor solución era alejarse de las zonas fronterizas en el caso de disponer de medios y posibilidades económicas de asentamiento seguro. Pero la mayoría de la gente era muy humilde por no decir pobre, regidos por una disciplinaria norma feudal, de señorío y vasallaje. Sobre todo los castellanos situados siempre en la vanguardia de la guerra, agotados por años de desesperación. Los olvidados de la suerte tenían billete de ida para el descubrimiento del Nuevo Mundo: Las Américas.
En 1492  Cristobal Colón abrió el camino; el camino de la misión evangelizadora con una voluntad poderosa y el de la conquista por la fuerza si se oponían, para gloria de los Reyes Católicos (1492-1516) y Carlos I (1516-1556).

Fue Hernan Cortés un jefe y guía para todos ellos que deseaban explorar los nuevos horizontes. Apenas con 19 años partió hacia La Española (Rep. Dominicana) en 1504 y allí aprendió todo lo que luego pondría en práctica con sus conquistas. Pero no será hasta el 10 de febrero de 1519 cuando la flota comandada por Cortés abandonó la isla de Cuba, dirigiéndose a las tierras inexploradas de México. Aquella expedición armada estaba formada por 11 naves, con 518 infantes, 16 jinetes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 indios y negros como auxiliares y ayudantes de tropa. Llevaban 32 caballos, 10 cañones y 4 falconetes.

El núcleo del ejército español estaba formado por la infantería, armada básicamente con espadas. El escudo también era de uso habitual realizado con rodelas de madera forradas de cuero. La infantería se acompañaba de soldados de élite especializados en el empleo de armas como arcos y ballestas. Por encima de ellos la caballería formada por soldados de noble apellido y con posibilidades económicas que les facilitaba mejores armas y armaduras respecto a sus compañeros de a pie. Tras ellos la artillería formada por rudos cañones pesadísimos, fabricados aún de forma bastante costosa por lo que su elaboración era artesanal y puntual en el tiempo. El uso de armas de fuego se empezaba a extender aunque su uso era aun rudimentario. Los mosquetes los llevaban los arcabuceros, un arma de gran calibre con un largo cañón unido a una culata de hombro. El método de disparo se realizaba mediante una mecha de algodon empapado en salitre y dejado secar, insertado en un mecanismo de percusión se prendía y se iba quemando lentamente. Su gran envergadura y peso hacía del mosquete un arma incómoda en su manejo por lo que debía de acompañarse de una orquilla donde se dejaba caer el peso del extremo al apuntar en horizontal. Con lluvia o en ambiente muy húmedo era sólo una carga o impedimento para el combate. En cuanto a la armadura, los oficiales y la caballería llevaban unas armaduras y cascos de acero, mientras que los demás empezaron a protegerse con una armadura ligera realizada en algodón acolchado.

El ejército al que se tuvieron que enfrentar en el Nuevo Mundo no se parecía al conocido hasta el momento en territorio europeo. Además frente a ellos se extendía un basto territorio plagado de pequeñas poblaciones que, según fuera su predisposición, podían ser amistosas en algunos casos o por el contrario agresivas a toda persona extranjera. Fue sólamente mediante el diálogo y los pactos entre tribus y los conquistadores como se pudo avanzar y colonizar este inmenso territorio. Nunca se hubiera conseguido por la fuerza, ya que el número de soldados españoles era insignificante en comparación con la población autóctona.

La fuerza fue, en otros casos, el único medio por el que el se pudo continuar el avance frente a poblaciones como la mexica (azteca), pero nunca en solitario, el ejército español se aliaba a las poblaciones vecinas subyugadas por el poblado enemigo para así conseguir un beneficio recíproco enfrentándose a él, para los guerreros tribales era una forma deshacerse al fin de sus odiados vecinos opresores con ayuda de los españoles. Recordemos a los Aztecas de aquella época como una de las pocas poblaciones que se encontraron en el Nuevo Mundo que podía hacer frente a un ejército a la europea a pesar de sus grandes deficiencias armamentísticas. Eran miembros de una institución militar formal organizada, en vez de guerreros tribales.

Temidos profundamente por las creencias en su dioses autóctonos, a los que ofrecían en el altar de los sacrificios, a todos los prisioneros varones en un ritual propio del mejor cirujano ó carnicero. Los guerreros que conseguían un prisionero vivo ascendían de rango y así sucesivamente a medida que acumulaban trofeos humanos se convertía en maestro de aprendices. Los veteranos llevaban consigo a alumnos ayudantes que se ocupaban de sus armas. En su ejército también se reconociá una jerarquía de tropa y oficiales basada en el poder y la nobleza; pero nunca bajo un lealtad monolítica como la española representada en una bandera; sino una lealtad a su zona, barrio, al lider de esa zona, al emperador, o a otros intereses. Cuando no se encontraban en guerra realizaban unos enfrentamientos organizados para poder honrar a los dioses con los prisioneros vencidos, son las llamadas Guerras Floridas.

 

Expertos tiradores en el uso del arco y la flecha, la lanza, la cerbatana, el dardo y la honda. El lanzamientos de dardos de madera se realizaba con atlatl, capaz de lanzar el dardo a más de 100 metros de distancia, su alcance efectivo real se situa entorno a los 20 metros. La lanza que a veces portaban era un tepoztopilli, una lanza arrojadiza parecida a la utilizada por los zulues pero con la diferencia que la mexica era de madera, y no de acero, recubierta de piezas de obsidiana muy afiladas incrustadas en los bordes, que permitían rajar además de clavarse. En la mano no blandían una espada como los españoles, sino más bien, un macauhuitl, o pala realizada en una pieza de madera, con puntas de obsidiana en ambos filos con efectos desgarradores.
La armadura mexica era de algodón acolchado y tan gruesa que podía resistir una flecha o un dardo por lo que la adaptaron a su indumentaria los propios castellanos. Todo decorado con las formas conocidas aztecas, vestimentas que diferenciaban el rango, reservando las plumas para los rangos superiores y las pieles de animales para la nobleza.
Sobre la cabeza llevaban cascos realizados en madera o hueso figurando la cabeza de un jaguar, un puma, un águila decorada con plumas vistosas o inlcuso un lobo; el guerrero asomaba la cara por la boca del animal, causando un efecto terrorífico en el adversario.
Los escudos de combate estaban realizados con un armazón vegetal recubierto de piel, decorado su contorno con plumas de aves rígidas que facilitaban la protección de las piernas de su portador para desviar los proyectiles.


El guerrero mexica cuando se presentaba en el combate ataviado de esta manera tenía como único objetivo el poder realizar una ofrenda a los dioses con su esfuerzo. Poder capturar a cuanto más guerreros enemigos y llevarlos ante su pueblo para ofrecerlos en sacrificio. Se conserva documentación del año 1487 en la que se describe como 80.400 prisioneros fueron pasados a cuchillo en la inauguración del Templo Mayor azteca en México-Tenochtitlán.

Se entiende, por ello, que ningun poblado cercano desease cruzarse en el camino de los aztecas, y veían a Hernan Cortes como la gran esperanza y la salvación de su pueblo, accediendo a alistarse entre sus filas, como tropas auxiliares, para apoyarlo hasta el final.

Los grandes gobernantes aztecas que dominaron este imperio fueron:

  • El emperador Moctezuma Xocoyotzin, 1486-1502.
  • El emperador Cuitláhuac, 1502-1520, puso a Hernán Cortés contra las cuerdas. Murió de viruela, enfermedad llevada al Nuevo Mundo por los españoles.
  • El 13 de Agosto de 1521 el emperador Cuauhtemoc se rinde. Es el fin del imperio azteca.

Los cristianos por su lado lucharían por la Gloria de Dios frente a los demonios salvajes que habitaban los templos teñidos de sangre, la salvación por la lucha de fe era reconocida.
Los aztecas, por otro lado, adoraban por encima de sus cabezas al dios Sol, continuando durante años la obsesión y el fatalismo de sus rituales, reconociendo al mismo Cortés como una profecía fatalista que los empujaría a la oscuridad, cosa que así ocurriría en tan sólo 2 años. Dos años en los que un hombre demostró ser un habil general y diplomático para su país, una lucha entre dos imperios en la que venció el español, logrando en tan sólo 970 días hacerse con un territorio ocupado por un número de personas equivalente a dos veces y media la población de España y Portugal juntas.

Hernán Cortés:  «Más vale morir con honra que vivir deshonrado». 

 

Películas de interés sobre este periodo histórico:  

«Los Reyes Del Sol» (1963), «El Dorado» (1966), «Aguirre la colera de un dios» (1972), «La otra conquista» (1998), «Hijos Del Viento» (2000), «El Nuevo Mundo» (2005),  «Apocalypto» (2006).

Con la película Apocalypto podemos hacernos una idea de la grandiosidad de la ciudad, los rituales, y la impresionante cultura azteca (mucho más violenta que la maya):

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